Más allá de eso, los visitantes podrán vivir experiencias y acercarse a estos tradicionales festejos en otros sitios de esta urbe como el Templo de Literatura, el casco antiguo, la ciudadela imperial de Thang Long, o las cercanas aldeas de Duong Lam y la de Cultura y Turismo de las etnias de Vietnam.
Y es que la más importante celebración anual de esta nación indochina supone, invariablemente, un incremento notable en el movimiento de viajeros nacionales e internacionales.
Según la Autoridad de Aviación Civil de Vietnam, el número de vuelos con motivo del Tet, entre el 24 de enero y el 25 de febrero, se estima en 33,8 mil, un aumento interanual de un 14 por ciento. Los viajes domésticos pudieran llegar a 24,2 mil y los internacionales hasta 9,6 mil, un crecimiento interanual de 60 puntos porcentuales.
La llegada del Año del Dragón, por otra parte, reviste una connotación especial para las familias vietnamitas, que dan hoy los toques finales a los meticulosos preparativos de las bandejas de comida elaboradas para la cena de vísperas del Año Nuevo Lunar.
Según creencias de larga data las familias con más hijos, nietos y generaciones que compartan esta comida tendrán mayores bendiciones, fortuna y suerte. En cualquier caso, al término de la misma se realizan las ofrendas de Nochevieja, con las que los descendientes expresan gratitud a sus antepasados por bendecirlos durante el año que finaliza.
También para la ocasión resulta indispensable presentar en el altar de los antepasados, o en la sala de la casa como decoración, la bandeja de cinco frutas, un número que en Asia Oriental y Sudeste Asiático simboliza la suerte y todas las cosas buenas.
El cinco, además, representa el deseo del dueño de casa de lograr para él y los suyos las cinco bendiciones: riqueza, nobleza, longevidad, salud y paz.
En cuanto a las cinco frutas seleccionadas para la bandeja, éstas deben ser frescas y tener diferentes formas y colores armoniosos, a fin de que simbolicen las leyes del yin y el yang de los cinco elementos: metal, madera, agua, fuego y tierra.
La inminente llegada del Año del Dragón es aquí motivo de júbilo, pues se espera que la vitalidad, visión, autoridad y vigor de este mitológico símbolo impregne el quehacer del 2024, considerado decisivo para poder cumplir con los proyectos de desarrollo económico y social del país a corto y mediano plazo.